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Lany se muere, y de la brusquedad de su no-presente nace un siglo, como una cinta larguísima, un brote absurdo de hiedra. Lany acaba de morirse y ya el invisible siglo sale del útero de la nada a devorar lo que queda de ella; lo único que queda: el pasado. Con la paciencia que le otorgan cien años de ventaja se arrastra hasta llegar a mi cuerpo crispado. Lany se murió hace apenas un minuto y ya siento la caricia filosa del siglo que me roza con una lentitud casi perversa. Tiemblo. Cerrar los ojos es lo mismo. Tratar de despertar a Lany es lo mismo. El siglo está al lado mío y me muerde.
Lany se tornó nada de pronto; un agujero negro que poco a poco se comerá a todos los ojos que la han visto. Ya siento el raso invisible del siglo neonato que sube por mi espalda y comienza el canto lúgubre de entender la nada, de aceptar un nunca más.
Todos los recuerdos de Lany se agolpan en mi mente. Tal vez, si creyera que es mi forma de vencer el vacío, al fortísimo siglo que ahora me aprieta la garganta, sería un poco más feliz. Pero sé que las imágenes chillan porque están muriendo. Que la súbita revolución en mi mente no es más que el índice de una inminente desaparición. Ay, Lany, ay... qué inútil va a parecer luchar cuando ya tus ojos helados queden fuera de mi vista.
Tratar de acordarse de Lany ahora es como intentar abrazar el mar con un gesto. Con los ojos del siglo clavados en mi nuca recorro imágenes. Acaso él las devore apenas las pierdo de vista, no lo sé, no puedo volver atrás para constatar. Tengo que confiar, como Orfeo. Aunque siempre pensé que si Orfeo cumplía Hades iba a traicionarlo. Lo cierto es que mis ojos no se apartan de Lany y el siglo que le lame la piel tibia, y al mismo tiempo no los veo, recuerdo cosas,
una noche con Lany en la terraza de un edificio
la forma particular en que le sonreía a su mamá
el lunar en el pie izquierdo de Lany
la lista de apellidos que había dibujado en un gran árbol genealógico detrás de su cama
cómo se veía a los seis años sin un diente
Lany cantando Desarma y Sangra
Lany a punto de llorar
Lany desnuda en la semioscuridad, pensando en algo inalcanzable
Y cuando ya casi estoy por alcanzar la totalidad, la esencia de Lany, ese aura que la define y que tengo que retener para siempre en la memoria como única alternativa de salvar a Lany del olvido, el siglo habla
dice: Eso te lo inventaste.
Y en el gesto por refutarlo se me pierde la idea. Ya está, muy tarde.

1 comentarios:

:)

10:26 AM  

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