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Todas Las Vidas

Pero todos esos pensamientos (la casa de Sonia y su patio, que se parecía al sueño de anoche, una melodía imprecisa que acaso sonaba en la distancia, el gesto mudo que había visto en los ojos de Sonia, y que podía significar tantas cosas...) fueron interrumpidos por una sensación fugaz: alguien lo acechaba.
Pronto tomaron sentido los sucesos acaecidos días anteriores: las marcas, el sueño. O acaso sucedían entonces, simultáneos, al igual que el sueño, los ojos, la canción.
Se detuvo, sobrecogido.
No recordó esa frase que le había dicho Sonia, recostada en el patio: “Sólo cuando sueño comprendo en qué medida la acción crucial no puede dejar de repetirse infinitamente, como si fuese lo único capaz de acaecer”. Tal vez no la había oído, o sólo la había olvidado para poder desencadenar todo.
De todos modos ¿Qué podía hacer? Se acercaba. Y ¿cómo había de protestar contra una noción así, que lo tomaba por asalto? No podía luchar. No pensó en si podía luchar, pero igual no podía, así que habría sido lo mismo.
Pensó, en cambio (sin darse cuenta): Sonia, el sueño, la canción, los ojos, el patio. Detrás de sí, alguien se acercaba. Pero de nuevo estaban ahí el patio y Sonia y sus ojos, y un algo fuerte o una canción que lo molestaban. Que lo perseguían. No podía dejar de pensarlos.
Vino la muerte tan rápido que al despertar sólo pudo recordar la sombra y los pasos. Algo, sin embargo, sucedió entre medio, o había sucedido (acaso en el sueño): las tres puñaladas enérgicas y el cuerpo caliente entre sus brazos. El gesto en los ojos de ella. La sangre y le manchaba las manos; que era de él, que era de Sonia, que era de él... Y mientras sangraba, olvidaba, y es por eso que no pudo recordar lo que había soñado.
Pero al despertar algo quedaba: la sombra, los pasos. No ya el patio, los ojos, la canción; eso se había perdido la vez anterior.
Algunas veces sintió pasos tras de sí y creyó recordar que algo había sucedido. Pero nada más supo. Al otro lado de la ciudad, sin embargo, alguien había llorado un cuerpo muerto así: tres puñaladas y en el patio.
O no. Tal vez simplemente se levantó y fue ése el día en que mató a Sonia. Entonces lo otro había sido un sueño; el que tuvo Sonia ese último día, el único acaso.



(jueves 10)

5 comentarios:

Ahora está más claro...

10:53 AM  

Después te pregunto si lo entendí bien...^^U

6:44 AM  

no sé cómo manejarás, en caso de que sea necesario, estructuras más complejas. pero el ritmo de las palabras está muy bien (y ya sabemos, la melodía es lo esencial)

7:49 PM  

Vaya. Gracias. No esperaba tanto.
Pero...
Nada. Qué puedo decir?
Te veo/ Nos vemos.

5:51 PM  

¿qué se puede decir? ¿es algo decible?; ¿vale la pena mancillar el silencio?

8:08 PM  

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